domingo, 13 de agosto de 2017

El Fin Está Cerca Afirma Jesus

En una cultura basada en el cristianismo, la negación de la existencia de Jesús puede parecer a primera vista como absurda o aún como estúpida. Después de todo, reza el argumento, “la tendencia científica principal” acepta la existencia de un Jesús histórico, aunque no hay coincidencia en cuanto a quién fue, cuándo exactamente existió, qué hizo, o qué dijo.

Hechos y Fantasías
Hoy, los eruditos sobre el Nuevo Testamento dirigen su trayectoria entre dos mundos, uno, el principal, el del Jesús teológico (“Divino hijo de Dios”) – pero éste es, por supuesto, es un asunto de fe; y el otro, el “del Jesús histórico”.
Una investigación detallada y meticulosa de la historia, cultura y política de la Palestina del período del segundo templo, crea un autorizado fondo sobre el cual hace su aparición espectral la figura sumamente precaria de “Jesús”.
Pero es el contexto histórico mismo el que hace posible a éste fantasmagórico salvador su “vida”, “muerte” y “resurrección” y así proyectar su sombra ficticia sobre la historia.
“Estamos seguros de que Jerusalén existió, Herodes, Los Fariseos, y los Romanos, por qué no Jesús? Sugiere el documental del Discovery Channel:
“Éste es el tipo de sandalias que Jesús habría usado. Éste es el tipo de árbol bajo el cual se habría cobijado”.

Inercia de la Opción Blanda
Los historiadores profesionales no están necesariamente comprometidos con un especial interés en el tema de Jesús – y todos se encuentran bien concientes de su naturaleza controversial. Un erudito que manifieste su creencia de que nunca existió un Jesús histórico, probablemente se enfrentará al desprecio, o hasta al ridículo, y ganará muy poco por su franqueza.
Así, la mayoría de los eruditos, criados y educados en la cultura cristiana, se contentan con asumir que Jesús vivió (y acatar las opiniones de de los especialistas bíblicos, frecuentemente creyentes), o dada la escasez de evidencia respecto de un gran número de personajes históricos, preceder su incertidumbre con la palabra “probablemente”. Es mucho más seguro para ellos declarar la “probabilidad de un hombre tras la leyenda”, aunque arguyendo que capa tras capa de mítica incrustación oscurecen el conocimiento respecto del mismo.
La opción “segura”, pero falta de coraje mantiene simultáneamente la “oscuridad” de un carpintero en una remota villa provincial (ausencia de evidencia no constituye evidencia de ausencia), y un académico desprendimiento de “asuntos de fe” que elevaron a tan oscuro gurú a niveles de ícono.

Un Escenario Estropeado
Sin embargo, podría una fe de carácter mundial haber surgido a partir de una nulidad, quien durante su existencia no pudo haber sido notada por alguien? Qué tan creíble resulta que un ambulante rabí, quien escribió nada por sí mismo, y cuya vida transcurrió en un mundo lleno de fakires, adivinos y exorcistas, proyectara tal fascinación como para reverberar a través de las edades?
Un Jesús “minimalista” es realmente menos satisfactorio que ninguno, porque de todos modos requiere una búsqueda en otras fuentes para hallar las raíces de la nueva religión. Y si tales raíces se van a ser halladas en otros sitios, qué necesidad queda para la existencia de tan oscuro personaje?
"Es muy dudoso que la fe cristiana pudiera haberse fundado sobre la base de un Jesús histórico… quien fue poco más que un profesor de filosofía práctica”. – J Macquarrie (Una Teología Existencial, p23)
Si nos ponemos de acuerdo en que un itinerante y radical rabino llamado Jesús, imperceptible en los archivos históricos, no es plausible, por la misma razón, tampoco lo serían varios tales Jesuses.
Cual de ellos sería el escogido para ser la base de la fe cristiana, como “hijo único de Dios” Si pudiera ser cualquiera de ellos, entonces no fue ninguno de ellos.
Ya sea que JC fuese una divinidad quien escogió deslumbrar multitudes sin dejar rastro, quien consiguió influir - no al pueblo judío – sino a una decena de desconocidos devotos, cuyos sucesores rápidamente se dividieron en numerosas facciones hostiles; o JC fue una invención de humanas mentes, una creación que se traiciona a sí misma en cada oportunidad por contradicción y omisión.

Salvación Mediante la Razón
Irónicamente, fue el trabajo de ciertos teólogos liberales, más que libre-pensadores, el que fracturó por vez primera el glorioso invento de Jesús, Hijo de Dios, Salvador del Mundo.
La “Sabiduría Recibida” de la Iglesia fue por vez primera puesta en tela de juicio durante la Reforma Europea, que legitimizó la crítica al sistema papal. Abiertas ya las compuertas, todas las autoridades religiosas y las escrituras mismas fueron cuestionadas y el Protestantismo emergió a través de una miríada de sectas diversas. Pero luego de mil años de ignorancia obligada, los hombres de la iglesia no tenían más que un muy pequeño conocimiento real. Con sus prebendas eclesiales, estos eruditos lucharon por hallar las nuevamente descubiertas herramientas de la lógica para defender los dogmas de la cristiandad, ya sea los de la variedad católica, o la de la variedad “pura” de la iglesia reformada.
Pero luego de dos siglos, a medida que el Renacimiento se desarrollaba, valientes teólogos comenzaron a llamar la atención sobre errores obvios, y las incongruencias en las escrituras aceptadas. Por qué, cuestionaron, el Nuevo Testamento permanece silencioso acerca de la mayor parte de la vida de Jesús? Por qué Pablo dice prácticamente nada acerca de éste tema?
Durante las revoluciones americana y francesa, los libre-pensadores avanzaron mucho más, cuestionando la veracidad de la Biblia toda, y denunciando al cristianismo como una superstición falsaria y como un instrumento de opresión. Una nueva fe minimalista surgió, el “deísmo”, en la cual el Creador no jugaba papel alguno directo en los asuntos humanos.

Crítica Superior
Durante siglo subsiguientes, una minoría radical – notablemente, eruditos de la Tübingen School a mediados del Siglo 19 en Alemania, y Críticos Radicales holandeses, de fines del Siglo 19 y comienzos del 20 – continuaron forzando el caso de que el Señor cristiano era un piadoso invento, y su vida toda, juzgamiento y crucifixión una mescolanza de versos de las escrituras judías.
Para aquellos que veían un poco más allá de la obstruida visión cristiana, resultaba obvio que mucho de la historia de Jesús teníaprecedentes paralelos en fábulas mucho más antiguas, con personajes centrales y de soporte idénticos, argumentos idénticos, e idéntica moraleja. El cristianismo no había bajado del cielo, era una producción humana.
Durante el Siglo 20, el racionalismo, la arqueología, y las nuevas técnicas de investigación científica obligaron a una retirada entre los defensores de la fe, pese a los hervores periódicos del fervor religioso. Para acomodar la creciente e innegable evidencia del error bíblico, diversas versiones de la vida de Cristo proliferaban como algas en un charco asoleado.
Los eruditos sobre el Nuevo Testamento de la “Línea Oficial”, muchos de ellos cristianos convencidos, habían hallado un nuevo hogar. Un borroso “Jesucristo” histórico surgió como existente en la realidad, pese a las acumuladas capas de invención nacida de la fe.
Temerosos de reconocer que tanto su fe como sus carreras profesionales estaban basadas en monumentales equivocaciones, ellos especularon con numerosas extravagantes versiones - un Jesús rabínico estricto, un Jesús campesino mediterráneo, uno con esposa e hijos, uno que fue a Inglaterra, India o Japón, un Jesús filósofo estoico o cínico, un Jesús para todos los gustos. Cien o más posibles “biografías” competían entre sí, cada una intentando evitar la realidad, de que no existe una realidad verdadera que soporte la sagrada fábula.

Días Finales
Durante lo que va corrido del Siglo 21, enfrentamos la paradoja de que aunque el desenmascaramiento del bíblico fraude ha avanzado más que nunca antes, la geopolítica global financia y estimula un vociferante restablecimiento del fundamentalismo y de la inerrancia, y de un torrente de información falsa, cuyo mero volumen es abrumador.
Las mayorías carecen del tiempo o de la inclinación para profundizar en la masa de evidencia y de argumentos. Los apologistas cristianos están siempre listos a denunciar a cualquier disidente de la doctrina oficial, presentándolo como un caso aislado, alguien cercano a los límites de la locura, indigno de ser tomado en serio.
Pero la estridente hostilidad esconde el miedo de que la caída de su super-héroe no puede estar lejos. Y lo que no pueden negar, ni suprimir, es que el desenmascaramiento del fraude sobre Jesucristo, lejos de ser la persecución maníaca de parte de personas aisladas, ha sido reconocida por una numerosa corriente de personalidades talentosas y eruditos de todos los países.
Demoliendo el Mito de Jesús – Historia
Por más de 200 años una minoría de eruditos valerosos se ha atrevido a cuestionar la historia de Jesús. Pese a los riesgos de asalto físico, ruina profesional y oprobio social, ellos han seriamente puesto en duda la veracidad de la saga evangélica, han desprendido capa tras capa de fraude y engaño y eventualmente han contradicho la existencia misma del hombre-dios.

Hermann Samuel Reimarus (1694-1768). 1778, On the Intention of Jesus and His Teaching (Sobre la Intención de Jesús y su Enseñanza). Profesor renacentista y de Lenguas Orientales en el Gimnasio de Hamburgo, sus extensos escritos – publicados después de su muerte – rechazaron la ‘religión revelada’ y pidieron un deísmo naturalísta. Reimarus sindicó a los evangelistas de fraude conciente y de innumerables contradicciones.
Francois Marie Arouet (Voltaire) (1694-1778) La más influyente figura del Renacimiento, fue educado en un colegio jesuita, y no obstante, concluyó que, "El cristianismo es la más ridícula, la más absurda y sanguinaria religión que nunca haya infectado al planeta… El verdadero Dios no puede haber nacido de una muchacha, ni haber muerto en un patíbulo, ni haber sido ingerido en un trozo de pan”. Apresado, exilado, sus obras prohibidas y quemadas, su gran popularidad en la Francia revolucionaria le aseguró un lugar final de descanso en el Panteón de Paris. Extremistas religiosos robaron sus restos y los arrojaron en un montón de basura.
Conde Constantino Volney, 1787, Les Ruines; ou, Méditation sur les révolutions des empires (Ruinas de los Imperios). Investigador napoleónico, conoció por sí mismo la evidencia de los precursores egipcios del cristianismo.
Edward Evanson, 1792, The Dissonance of the Four Generally Received Evangelists and the Evidence of their Respective Authenticity (La Disonancia de los Cuatro Evangelios Generalmente Aceptados y la Evidencia de su Respectiva Autenticidad).Racionalista británico, desafió la autoría apostólica del Cuarto Evangelio, y denunció varias de las epístolas paulinas como espurias.
Charles Francois Dupuis, 1794, Origine de tous les Cultes ou La Religion Universelle (Origen de todos los Cultos, o la Religión Universal). Interpretación Mítico-Astral del cristianismo y toda religión. “Un gran error es más fácilmente propagado que una gran verdad, porque es más fácilmente creer que razonar, y porque la gente prefiere las maravillas de las novelas que la simplicidad de la Historia”. Dupuis destruyó la mayor parte de su trabajo, a causa de la violenta reacción que produjo.
Thomas Paine, 1795, The Age of Reason (La era de la Razón). Folletista quien hizo la primera llamada para la independencia Americana, (Common Sense (Sentido Común) 1776; Rights of Man (Derechos del Hombre) 1791) Ridiculizó salvajemente las contradicciones y atrocidades de la Biblia. Como muchos otros revolucionarios americanos, fue un Deísta.

"Yo no creo en la religión profesada por los judíos, ni en la de los católicos romanos, ni por los griegos, ni por los turcos, ni los protestantes, ni por ninguna otra religión que yo conozco…. Cada una de éstas iglesias acusa a las demás de incredulidad, y por mi parte, yo no creo en ninguna de ellas.” – The Age of Reason (La edad de la Razón)
Robert Taylor, 1828, Syntagma Of The Evidences Of The Christian Religion; 1829, Diegesis. Taylor fue puesto en prisión por declarar como mítico el origen del cristianismo. "Los primeros cristianos querían decir que las palabras no eran más que una personificación de los principios de la razón, de la bondad, o de cualquier principio que fuere, que pudiere beneficiar a la raza humana, en su paso a través de la vida.”
Godfrey Higgins (1771-1834). 1836, Anacalypsis – An Attempt to Draw Aside the Veil of the Saitic Isis; or an Inquiry into the Origin of Languages, Nations and Religions (Un intento de Abrir el Velo de Isis, o una investigación sobre el Origen de las Lenguas, las Naciones y las Religiones). Pionero inglés de la arqueología y Masón Libre.
Bruno Bauer, 1841, Criticism of the Gospel History of the Synoptics. 1877, Christus und die Caesaren. Der Hervorgang des Christentums aus dem romischen Griechentum. El iconoclasta original Bauer puso en duda las epístolas de San Pablo (en las cuales vio la influencia de los pensadores estoicos, como Séneca) e identificó el papel de Philo en el cristianismo emergente. Bauer mismo rechazó la historicidad de Jesús.

"Todo lo que se sabe acerca de Jesús, pertenece al mundo de la imaginación”.

Como resultado, en 1842 Bauer fue ridiculizado y le quitaron su cátedra de profesor de Nuevo Testamento en Tübingen.
Ralph Waldo Emerson, 1841, Essays (Ensayos). Antiguo cristiano trinitario, y ministro unitario, mantuvo que Jesús fue un “profeta verdadero” pero que el cristianismo organizado era “una monarquía oriental”.

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